Jueves, 18 de
julio de 2013
Uno de los
propósitos que tengo en mi “bucket list” es la de escribir en una columna de un
periódico. Es un sueño que tengo desde hace mucho y que por una razón u otra lo
he ido postergando. A partir de los 50 creo que ya no se deben postergar los
sueños para más tarde, se los debe comenzar a realizar o el tiempo no te va a
alcanzar. Esta es una primera prueba. Sé que una columna el “El Comercio” tiene aproximadamente 2900 caracteres y
que si te aceptan lo tienes que hacer una vez a la semana. Soy muy optimista
porque ya hasta me siento “invitada” a escribir, la verdad es que nadie me ha
propuesto nada. Pero debo prepararme y como tengo el blog que tanto me gusta y
que aguanta todo voy a comenzar a obligadamente escribir en él un artículo una
vez a la semana, tiene que ser los días jueves. ¿Por qué el jueves? Porque el miércoles tengo pico y placa
y estoy forzada a quedarme en el trabajo hasta las 7.30 pm, y puedo aprovechar
para escribir mi artículo. ¿Sobre qué escribir? Estoy segura que temas no me
faltarán, la vida, el día a día es tan lleno de anécdotas y experiencias que estoy convencida
que encontraré mucho material para escribir, muchas veces pueden ser historias
propias, otras las pediré prestadas y las transcribiré al papel.
Un amigo me
contó que una escritora de cuentos se inspiraba en la vida diaria y cada vez
que observaba algo que le llamaba la atención lo anotaba. Podía estar viendo un
noticiero y si alguna noticia le parecía fuera de lo común decía “Ahí hay un
cuento” y se ponía a escribir de inmediato. Ojalá yo tenga ese ojo para poder
contar las historias de mi alrededor. Cada persona es una historia que hay que
descubrir muchas veces, a simple
vista, diremos: “Que mustia o que
aburrida su vida”, pero si observamos mejor veremos que es una vida llena de
colorido, como diría mi mami “Solo la mama cuchara sabe lo que bate en la olla”. Me gustaría ser la voz de los que no pueden
escribir, de los que pasan desapercibidos por el mundo, de los invisibles.
Suena a prepotencia eso de querer ser la voz de alguien que ni siquiera me ha
pedido pero la verdad es que he vivido lo mío y a pesar de vivir, como siempre
digo “en una burbuja” he aprendido a observar, a adentrarme en las personas, a
ser sensible ante el sufrimiento de otros y aunque suene contradictorio también
a ser insensible ante los “grandes” problemas de otras personas. Y por último,
solo los lectores podrán juzgar si sirvo o no para este oficio que algunos de
mis profesores han alentado escribiendo en la retro alimentación de mis deberes
que debo dedicarme a escribir. A ellos les agradezco el alentarme, darme ánimos
y confianza para comenzar a realizar uno de los pendientes de mi vida. (498 palabras)
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