viernes, 26 de julio de 2013

Literatura y Genero / Yo amo a Lucy


Montse Pazmiño
00109349
Literatura y Género
2013.07.24

Trabajo Final

Yo amo a Lucy lectura política desde el género.

Al final del camino me dirán:
— ¿Has vivido? ¿Has amado?
Y yo, sin decir nada,
abriré el corazón lleno de nombres.
                                                                                                                              Pedro Casaldáliga

Hace un par de años tuve la oportunidad de leer el cuento de Lucrecia Maldonado “Todos amamos a Lucy.” Desde la primera vez que lo leí fue un cuento que me cautivó por la forma que tiene la escritora de, a través de un programa famoso en la televisión, revelarnos la realidad que viven tantas mujeres en nuestra sociedad. En una primera lectura puede parecer un cuento cómico como el nombre del programa que lleva su nombre, pero si uno se adentra un poco en él y realiza “otras” lecturas se dará cuenta que la autora tienen una sutileza para meternos en la vida y la soledad de una mujer. Esa otra lectura de género que nos lleva a revelarnos ante la realidad que todavía seguimos viviendo las mujeres.
“….pues hay que señalar el choque cultural que en muchos capítulos se dan, ya que el machista Ricky no permite que su adorada Lucy trabaje, siendo esta una mujer independiente, lo que la lleva a tener serios problemas.” (Avilés. 2012)

I Love Lucy o Yo amo a Lucy (en su traducción al español) fue una serie televisiva estadounidense que se emitió durante la década de los 50, desde 1951 a 1957. Fue la serie mas vista en los Estados Unidos durante cuatro temporadas. Siendo retransmitida en numerosos países y ganando importantes menciones, entre ellas cinco premios Emmy. Fue el primer programa de televisión en haber sido grabado en el estudio en película de 35 mm. La comedia llevó a la fama a su actriz principal Lucille Ball, quien cautivó al público demostrando sus habilidades como intérprete cómica. En 2007 fue catalogado como uno de los “100 Best TV Shows of All Time” (Wikipedia)
Lucrecia Maldonado (1962) escritora quiteña, narradora y maestra, ha escrito cuatro libros de cuentos. Además relatos suyos han sido incluidos en numerosas antologías nacionales y extranjeras y se han publicado en revistas especializadas. Dice la autora que desde pequeña gustó de contarse cuentos para dormir y aunque causó olas en su familia cuando contó que quería dedicarse a la Literatura por eso de que “de que va a vivir”, no hubo fuerza que lo impida y se lanzó de lleno en ella. Decisión de la cual no se arrepiente porque no solo que realiza el “oficio “que le gusta, sino que ha logrado reconocimiento a nivel nacional e internacional.
Su primer libro de cuentos “No es el amor quien muere,” fue reeditado al cabo de 11 años por Editorial Eskeletra.
“Lucrecia Maldonado, ha publicado, desde 1984, tres libros más de relatos: Mi sombra te ha de hacer falta, en 1998; Todos los armarios, en el año 2000, y Como el silencio, en 2004. Sorprenden la intensidad que consigue imprimir la autora en el desarrollo de sus historias y el trazo firme de los personajes; la fuerza del lenguaje narrativo, su capacidad de aprehender el flujo de la oralidad; la amplitud, complejidad y profundidad de su mundo narrativo; la indagación en la múltiple y viva realidad humana y su audaz aventurarse por los terrenos de la literatura fantástica.” (El Universo)
En el 2004, Fundación Eskeletra, publica su libro Como el Silencio que es una serie de cuentos,  “en donde aparecen los primeros, perturbadores, cuentos que ya no hablan de la bondad y la belleza de la vida, sino de todo lo contrario” (Fundación Tiana). Historias que abordan los dolorosos temas de la fragilidad, el desencuentro final de las relaciones amorosas, las sorpresas no siempre agradables que nos encontramos por el camino. Tal vez el libro, literariamente hablando, mejor construido de esta autora. Sobre él, la crítica y escritora Alicia Ortega anota: "En su libro de cuentos, Como el silencio, los relatos alcanzan una alta calidad literaria en una escritura que sostiene el ritmo, la prisa, los giros, los referentes propios del lenguaje conversacional".

Todos amamos a Lucy es un cuento que forma parte de este libro. El cuento es dedicado a:

“Deni Arnaz,
Lucille Ball,
William Frawley y Vivian Vance,
En su cielo de carcajadas”

El cuento, con sus aproximadamente 2500 palabras transcurre en una sala de una casa mientras se transmite el tan conocido programa de televisión “Yo amo a Lucy”. No se porque me imaginé que la protagonista planchaba mientra veía el programa y su marido sentado en un sillón leía el periódico. He releído el cuento varias veces y la protagonista no esta planchando, debe haber sido una escena guardada en mi inconciente. El caso es que mientras se desarrolla el programa, la protagonista entabla un monólogo con el marido presente – ausente y va comentando la película y a la vez comentando episodios de su vida matrimonial, cuenta que tuvieron una gran pelea el miércoles y que llegaron a lastimarse muy fuerte.
“…lo del otro miércoles cuando no me quisiste volver a ver nunca más y yo me sentí como el perro…” (Maldonado. 2004. P.674)
El marido no dice una palabra durante todo el cuento, sin embargo por el diálogo de la esposa nos podemos hacer una idea muy clara de su forma de ser. En otra parte de su monólogo ella reflexiona sobre la posibilidad de “abrirse” de su matrimonio, pero luego llega a la conclusión que no puede porque “la casa y los guaguas y quien le va a dar de comer al gato…”
Continúa comentando los episodios cómicos de la serie y en un momento dado por algún gesto del marido se da cuenta que el esta molesto y ella le dice:
“Ya me callo, si quieres. Ya no molesto más, porque estás leyendo y de repente alguna idea se te cae y te enojas más y te levantas y te vas para otra parte,….” (Maldonado. 2004. P675)
En un momento de la serie, los protagonistas se comportan de manera muy tierna entre ellos, lo que transmiten a nuestra televidente y la emociona, ella trata de a su vez transmitir esta emoción a su esposo quien sigue como un ente estatua sin reaccionar.
“….pero ve, ve, no te hagas el que lees para no emocionarte como yo, mientras me sube un teamo a la garganta y mi mano se tiende hacia la tuya pero de repente se detiene porque me viene un miedo terrible de que en el recuerdo de la última pelea no me la quieras estrechar, de que rechaces el teamo que se me anuda en el cuello acabándome la poca voz que me queda, y entonces prefiero mirar otra vez el corazón blanco que marca el final del programa…” (Maldonado. 2004)
Por último la protagonista concluye que es más fácil amar a los seres irreales de la pantalla que aunque ausentes forman parte de su vida que a su marido que es un desconocido.
….  Y pensar que yo también amo a Lucy, a Ricky, a Ethel y a Fred porque como todos los volátiles héroes y heroínas de ficción….ellos se dejan amar mucho mejor que cualquiera de nosotros, impredecibles e imponderables personajes de carne y hueso” (Maldonado. 2004. P675)
No sé si la autora cuando escribió el cuento pensó que iba a tener tantas lecturas, una lectura es la que vemos a simple vista, una mujer viendo su programa de televisión favorito al lado de su esposo que no es muy comunicativo, otra la que logro ver sin estar ahí, la soledad y tristeza que transmite la protagonista con su monólogo, la realidad de tantas mujeres, que logran hacer de los personajes ficticios de la pantalla sus compañeros y amigos porque en su realidad, en su hogar, son solo un mueble más. En tan pocas paginas la autora nos lleva a analizar un problema de siglos de marginación de la mujer, ella nos cuenta que se siente como un perro y que no se puede separar porque quien cuidaría de los niños y daría de comer al gato…… por favor, ¿quien fue creada para dar de comer al gato? Me duele el cuerpo, me duele mi condición de mujer, me siento identificada con ese abandono, con esa soledad y el de todas las mujeres que lo sufren. Pienso en mis hijas y no quiero que ellas vivan eso, quiero parar el mundo y decir: Hey alto ¡aquí estamos, no podemos seguir así, somos personas reales de carne y hueso , tenemos un cuerpo, ideas, cabeza que piensa y cuerpo que disfruta, libérennos, véannos, servimos para mucho y aunque no sirviéramos para nada es nuestro derecho el no hacer nada si así lo queremos.
A través de todos los tiempos la mujer siempre ha sido relegada y considerada inferior al hombre, considerada incluso como impura.

“el cuerpo de un hombre es superior al de la mujer como el alma lo es al cuerpo” (San Agustín)

Con el pasar de los años y el avance de la civilización se creería que esto hubiera cambiado pero nos damos cuenta que no es así, y la sociedad tiene todavía una lectura con visión machista de la mujer. No sirve de consuelo saber que no es la única discriminada y que existen muchos grupos que también lo son como puede ser los homosexuales, indios, negros, etc. vivimos en una sociedad injusta que normatiza lo que considera normal según su ideología y al resto lo condena a vivir en la sombra. Hemos sido relegadas a ser las reinas o el ángel del hogar. Nuestro destino es el de criar a los hijos y mantener la casa en orden, estando siempre al amparo del hombre.
Como nos dice Martha Postigo en “El Patriarcado y  la Estructura de la Vida Social Cotidiana,” la existencia del patriarcado se remonta desde hace siglos, entendiéndose por patriarcal aquella sociedad con una hegemonía claramente masculina, donde es el hombre (heterosexual) quien tiene el poder y dominio de la comunidad. Entendemos el patriarcado como un determinado sistema de ordenación de la sociedad y no, como se ha pretendido en algunas ocasiones, como una estructura inevitable que emana de la naturaleza o la biología de hombres y mujeres determinando el reparto de roles dado y define el curso de nuestras acciones. El término “patriarcado” hace referencia a la falta de neutralidad con que se constituye la realidad social en la que vivimos, y pone de manifiesto una carga de significado implícito que damos por sentado en el ámbito de la realidad cotidiana. Entre este contexto donante de significado y de valores sociales encontramos la literatura que constituye un caudal de expresión y comunicación cuyo acceso ha permanecido vedado a las mujeres, que no han obtenido cauces de expresión y representación en los discursos literarios y filosóficos, empresa esta atribuida a varones. (Postigo. p.204)
Podemos afirmar que las mujeres hemos sido tipificadas y nos han llevado a formarnos estereotipos de mujer que no nos han sido muy favorecedores, no hemos tenido la oportunidad de autodefinirnos, y si lo hemos hecho esta definición ha sido siempre dada por los hombres. Por lo que somos el resultado de lo que la cultura patriarcal ha querido que seamos. No somos creadas ni hemos asumido nuestro rol de acuerdo a nuestra propia realidad y visión  siempre hemos sido impuestas a actuar “como”, ama de casa, madre, esposa, amante, todos roles al servicio y para comodidad del patriarcado. Siempre buscando que  nuestro rol mantenga el orden y la estabilidad social.
Algunas cosas. Por ejemplo, un llanto
Que no se lloró nunca;
Una nostalgia de que me distraje,
Un dolor, un dolor del que se borró el nombre,
Un juramento no cumplido, un ansia
Que se desvaneció como el perfume
De un frasco mal cerrado
Y retazos de tiempo perdido en cualquier
                                 















Bibliografía

Postingo, Martha. El Patriarcado y la Estructura de la Vida Social Cotidiana. Málaga
Avilés, Freddy. Series Retro: Lucy, la mujer que cautivo la pantalla. Publicado en El Universo el 19 de junio del 2012.

Tiana Fundacion para el arte y la Cultura

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