Montse Pazmiño
00109349
Raza y Etnicidad
2014/04/21
Deber Nº 8
Diana: Underground
America
En este artículo
titulado en inglés “Polishing the slot
machines before Katrina” el autor, Peter Orner, realiza una
entrevista a Diana, mujer peruana de 44 años que emigra a Mississippi - Estados
Unidos, en busca de mejores oportunidades de vida. Underground America
cuenta la historia de hombres y mujeres que han viajado a Estados Unidos
buscando una mejor forma de vida para sus familias, pero han resultado ser víctimas
de un trabajo deshumanizante. Estos trabajadores son parte integral de la
economía de USA aunque sus trabajos son los más denigrantes, con las peores
condiciones posibles y sin ninguna protección legal. Este libro permite a este “gran”[1]
grupo descubrirse y contar sus experiencias, es la voz oculta y callada de los
migrantes.[2]
Diana narra su
historia en primera persona desde el inicio. Así nos relata que en Perú, en su
pueblo Huancayo, tenía una tienda en la
que vendía ropa y zapatos con la que podía mantenerse. Luego de la crisis
económica que afectó a su país, las ventas comenzaron a bajar y se vio obligada
a cerrar el negocio y decidió emigrar a Estados Unidos en el 2003. Ella ya había
estado en ese país algunos años atrás, visitando a su hijo que vivía ahí como
indocumentado, e incluso había trabajo en una planta de procesamiento de aves
de corral. Cuando Diana se decide a regresar a Estados Unidos lo hace a
Mississippi – Carhage a pesar de que su hijo había cambiado su residencia a
Nueva York con la esperanza de encontrar trabajo en su antiguo empleo, pero
descubre que ahí ya no contrataban a personas indocumentadas. Decide viajar
sola a una ciudad a tres horas de distancia, porque le informan que puede
encontrar trabajo en un hotel en Biloxi.
En Biloxi, por
usd 250 mensuales encuentra un cuarto donde dormir que comparte con una amiga
gracias a la ayuda de la pequeña comunidad peruana del lugar, claro que por ese
precio el cuarto no contaba con las comodidades básicas como es aire
acondicionado. Una amiga peruana le invita a mudarse a su pequeño departamento,
y le ayuda a conseguir empleo en un hotel de Biloxi en el cual estuvo solo dos
meses porque las condiciones de trabajo no eran justas y se sintió explotada. Consigue
un nuevo trabajo en un casino flotante
llamado Grand Casino Biloxi, en el que su horario de trabajo iba desde
medianoche hasta las 7.00am, le pagaban $6.50 la hora de trabajo, lo que
significaba más o menos $ 200 a la semana.
Su trabajo consistía sobre todo en sacar brillo a las máquinas de
monedas hasta que desaparezcan todas las huellas de los dedos de los jugadores
y queden brillando, era un trabajo duro y monótono, como ella dice “todos los
trabajos aquí son duros”. [3]
Para ese entonces se mudó a un departamento de un solo cuarto compartido con 5 o 6 personas
porque era la única manera de poder pagar la renta y sobrevivir con su sueldo.
Además de las difíciles vivencias que tiene
que pasar en su trabajo, Diana tuvo que vivir también una dura experiencia
durante el paso del huracán Katrina. Conmueve su historia al leer que el
inspector, a pesar de la alerta de huracán que había en la ciudad, les obligó a
trabajar hasta el último minuto en el
casino porque al día siguiente tendrían inspección;[4]
que gracias a una amiga pudo refugiarse en una iglesia; que cuando regresó a su
departamento lo encontró en ruinas; que pasaron 15 días sin agua y sin luz en
medio de un calor sofocante, que la ayuda oficial llego 15 días después de
transcurrido el huracán, teniendo que buscar agua y comida en los basureros de
los grandes hoteles. Llegando a vivir en este “rico país” en las peores
condiciones de su vida. Luego del paso del huracán Katrina Diana tuvo
oportunidad de volver a trabajar porque se necesitaba mucha mano de obra para
reconstruir la ciudad. Era un trabajo fuerte y que requería de mucha fuerza,
todos los que ayudaron a la reconstrucción de la ciudad fueron hispanos o
migrantes porque eran los únicos que se prestaban para realizar este tipo de
trabajo en condiciones tan duras. Lo paradójico es que muchas veces pasaban los
policías por los lugares de trabajo y sabiendo que los trabajadores eran ilegales
se hacían “los desentendidos” porque estaban conscientes que si deportaban a estos trabajadores no
encontrarían mano de obra barata entre los “legales”.
Cuando acabaron
con la reconstrucción, en el 2006 también hubo una ola de desempleo repentina y
Diana se quedó de nuevo sin trabajo. Por sus contactos pudo encontrar trabajo a
una hora y media de Biloxi, ella fue contratada por una empresa de limpieza que
se encargaba de limpiar casinos y hoteles de la zona.[5]
Como siempre sucede con los indocumentados su
turno era en la noche, de
medianoche a 8.00am.
A pesar de que
Diana había pasado por unas experiencias muy duras y tristes en Estados Unidos,
lo peor estaba por venir, una noche al regresar de su trabajo la camioneta que
los transportaba fue interceptada por un grupo de policías de migración, el
dolor, maltrato, humillación, frustración que sintió Diana durante los días en
prisión no se comparaba con nada de las experiencias vividas anteriormente.
Luego de muchos trámites y ayuda por parte de un grupo que ayuda a migrantes al
que Diana había acudido con anterioridad pudo salir de prisión aunque sus
problemas no terminan porque el juicio continúa.
A diario se lee
lo difícil que es la vida de los migrantes y varias veces tenemos testimonios
muy cerca de nosotros sin embargo parecería que es una historia que no nos
pertenece y no nos afecta. La historia
de Diana impresiona porque es contada en primera persona y ella no calla sus
sentimientos más íntimos. Se cuestiona cómo es posible que en un país rico ella
sufra tanta pobreza, en un país que pregona los derechos humanos ella sea
discriminada y maltratada como un delincuente cuando lo único que ha hecho es
trabajar y muy duro. Luego de narrar su experiencia Diana se hace un
cuestionamiento que deberíamos hacérnoslo nosotros también, ella dice que a
pesar de que las leyes son duras, el trabajo a veces inhumano y la soledad de
estar lejos de la familia puede ser insoportable, los chances que encuentra en
Estados Unidos de trabajo y progreso no los encuentra en su propio país. Qué
triste pensar que tanta gente valiosa se vea obligada a abandonar el país por
falta de oportunidades.
Termino el
artículo porque tengo que hacerlo pero en realidad me quedo con muchas cosas
por decir y con una sensación de incompleto, sentimientos encontrados y
tristes, de solidaridad para todas estas personas valientes que luchan en
condiciones deplorables.
[1]
Entre comillas “gran” porque son verdaderos
héroes.
[2] Tomado de una reseña de la página web
http://books.google.com.ec/books/about/Underground_America.html?id=g2DuAAAAMAAJ&redir_esc=y
[3] Underground América, Diana. P.21. Texto original en
inglés
[4] El casino se
destruyó por completo con el paso del Huracán, no hubo inspección.
[5] Por la descripción entiendo que era una empresa
tercerizadora de limpieza
No hay comentarios:
Publicar un comentario