miércoles, 7 de mayo de 2014

RELACIONES DESIGUALES /CONTROL DE LECTURA RAZA Y ETNICIDAD



Montse Pazmiño
00109349
Raza y Etnicidad
2014/03/31
Deber Nº3
Relaciones Desiguales

En esta lectura, el autor Patric Hollenstein, continúa con su trabajo de campo observando a la familia LLugna. Esta vez se enfocará en un tema diferente: “la relación  entre diferentes habitus racializados y las formas encubiertas de la dominación racial” (p. 158). Para esto basará su observación en dos familias:
-La familia Llugna compuesta por Miche, la madre; Susana, hija de Miche; Tamia, hija de Susana y Vinicio, esposo de Susana y padre de Tamia.
- La familia Proaño en especial a Isabela, la patrona blanco- mestiza y Federica, su hija mayor.
Podemos dividir la lectura en dos sub temas, la primera es el “calvario” que tienen que pasar la mayoría de las familias ecuatorianas para conseguir cupo en un colegio conveniente para sus hijos, y la segunda es la relación maternalista que se establece entre la familia Llugna y la familia Proaño y el papel protagónico que esta ejerce en la vida de la otra familia al ayudar y tomar decisiones en su nombre.
La dificultad que tienen los padres de familia para conseguir la mejor una escuela o colegio posible para los hijos es algo por lo que pasan la gran mayoría de las familias ecuatorianas, esto no es una cuestión de racismo , lamentablemente el sistema educativo del Ecuador todavía tienen muchas falencias y una de ellas es la falta de buenas centros educativos accesibles y la dificultad de cupos para acceder a los más calificados, si a esto le sumamos la corrupción que existe el momento de asignar los cupos, esto se convierte en una verdadera tortura para los padres de familia. Tendrán que realizar largas colas para inscribirse, pagar en varios colegios por una reserva y además conseguir que en su trabajo le den permiso para poder dedicarse por días a estar plantados en las puertas de los colegios.  Pero insisto esto es un problema general para  todos los habitantes de Quito, aunque para los grupos minoritarios es más difícil porque además tienen que buscar un centro educativo que sea multicultural y lo practique para que sus hijos no sean luego maltratados. Así Susana busca un centro que le permitan usar la vestimenta indígena a Tamia; que haya otros niños indígenas, para no repetir la experiencia de la escuela San Francisco donde Tamia era única; que tenga una pensión accesible para sus ingresos económicos y que además no quede muy lejos de su casa y pueda utilizar el transporte escolar.
La familia Proaño y Llugna tienen varios años de mantener una relación. Miche fue empleada de la familia Proaño y luego cuando ella regresó a Otavalo, Susana la reemplazó y trabajó durante ocho años con ellos. A pesar de ya no trabajar en la casa de la familia de Isabela, Susana y su familia siguieron teniendo trato  con ellos, relación que el autor la define de paternalista o en este caso de maternalista ya que se trata de Isabela. Al respecto Hollenstein nos dice que el paternalismo es un tipo de relación que se dá entre un grupo dominante y uno dominado, característico de Latinoamérica y que es una herencia que nos quedó como consecuencia del colonialismo. “no se trata, por ende, de un racismo colonial ni de un mero legado del pasado, sino de una adaptación de formas históricas a nuevos contextos sociales y políticos” (p.160). Estas prácticas tienden a infantilizar al adulto indígena por parte de la raza mestiza. En este caso específico Susana al verse en dificultades para encontrar una escuela para su hija, recurre a Isabela para que le ayude y le guie. Ella, como lo hizo su madre, se responsabiliza del problema y no solo  aporta con ideas, sino con plata y tiempo. Isabela puede intervenir en la familia Llugna en otros temas como, relaciones sexuales, inversiones, salud, banco en donde abrir la cuenta, educación de los hijos, etc. Ellos serán un referente de comportamiento.
Como lo mencioné en un párrafo anterior el autor se refiere a estos comportamientos paternalistas como herencia del colonialismo y una forma de manifestarse el racismo. Tengo dudas al respecto, porque si bien puede ser esa una razón creo que no es tan simple y pude deberse a otras razones. Para explicarme quiero compartir mi experiencia personal al respecto. Como muchas familias de clase media en Quito, crecí rodeada de empleadas domésticas y pude observar la relación que mi abuela y mi mami tenían con ellas. Pero yo quiero referirme a mi propia experiencia y es a la empleada que trabaja en mi familia por 24 años. Se llama Zoila y es de mi misma edad. Ella es blanca, de Huigra. Con el tiempo mi familia ha desarrollado una relación con Zoila que va más allá de empleada – patrona. Zoila nos ha hecho participe de sus problemas y muchas veces hemos intervenido en sus decisiones de familia y la hemos ayudado en lo que ha estado a nuestro alcance. Muchas veces fui al colegio de Daniela, su hija, a hablar con las profesoras, compartí con ella la alegría de su primer terreno, y le ayude a buscar un arquitecto honrado y que no le cobre mucho, la tristeza de su divorcio. Para el matrimonio de su hija todos cooperamos en el vestido, la recepción, etc. Pero la relación es de doble sentido porque ella también interviene en mi parte familiar y ha reído con nuestras alegrías y preocupado con nuestras preocupaciones, puede opinar si un enamorado/a  de mis hijos no le gusta o retar a mi hija si deja el cuarto todo desordenado. Ella decide en la comida y menús de la casa y cuando puedo pedir vacaciones. Si almuerzo sola, le invito a sentarse en mi mesa pero ella no acepta, con mis hijos es diferente, si no estoy, almuerza con ellos sin problema. A lo que quiero ir es que no lo veo como una relación paternalista, sino como la de un jefe que ayuda a un empleado, además de dos personas que se respetan y estiman mucho. En mi experiencia como empleada he tenido varios jefes que se preocupan por la vida familiar de sus empleados y tratan de ayudarlos, si es posible, con plata y persona  sin por eso encasillarlo como “paternalismo”.

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