miércoles, 7 de mayo de 2014

PRESOS DE LA LIBERTAD/ CONTROL DE LECTURA/ RAZA Y ETNICIDAD



Montse Pazmiño
00109349
Raza y Etnicidad
2014/04/11
Deber Nº 6


Presos de la Libertad: El testimonio de una pareja binacional gay


La lectura de este texto era opcional dentro de mi curso de Raza y Etnicidad, pero  llamó mi atención el título y al leerlo constaté que se trata de un enfoque diferente de racismo del que habíamos visto hasta ahora, por lo que decidí también tomarlo en cuenta para presentar su resumen y comentario.
El texto  es contado en primera persona por dos voces: la de Michael, un antropólogo blanco estadounidense y César, un artista y fotógrafo mestizo ecuatoriano, pareja que comparten con nosotros su experiencia de vida no solo como ilegales[1], sino también como pareja homosexual  primero en Estados Unidos y su posterior viaje al Ecuador.
En 1996 se dio un paso importante en la justicia de Estados Unidos, ya que la Corte Suprema de los Estados Unidos dictaminó que la sección de la ley de Defensa del Matrimonio que definía el matrimonio como aquel que se realiza exclusivamente entre un hombre y una mujer , era inconstitucional….. Aunque este era un signo alentador y fue causa de muchos festejos, este proyecto ya se había presentado por 17 veces  al senado o la cámara de representantes desde el año 2000 y de ninguna manera estableció la igualdad nacional dejando a cada estado la decisión de prohibir matrimonios entre personas del mismo sexo.[2]
Como nos relata Michael, él  y César son una pareja gay binacional y vivieron once años de su relación en los Estados Unidos,  se casaron legalmente en 2009 en el Estado de Iowa por lo que siguieron los acontecimientos con gran interés, aunque ahora lo hacen desde Quito, ya que la decisión de la Suprema Corte llegó demasiado tarde para ellos. Habían estado tratando de solucionar el estado migratorio de César por muchos años, luego de ver que todos sus esfuerzos eran infructuosos y la situación de ilegal de César, quien ya vivía 23 años en Estados Unidos,  era cada vez más difícil de sobrellevar, decidieron trasladarse al Ecuador en 2011. Las leyes en Estados Unidos son muy fuertes para los migrantes, pero aún así favorecen a las parejas heterosexuales en sus políticas de reunificación. En lo que se refiere a reconocer a las parejas del mismo sexo, Estados Unidos es una de las pocas democracias industrializadas  que no las reconoce, creando un controversial sistema de justicia determinado por cada estado, con políticas de exclusión para homosexuales y falta de reconocimiento de familias diversas.  Es por eso que Michael y César quieren contar su historia. “Una historia que demuestra como las definiciones heterosexistas de la familia se confabulaban con políticas draconianas de inmigración para crear una continúa discriminación y exclusión homofóbica de los gays y las lesbianas”[3]
César nos narra que desde pequeño quiso viajar a Estados Unidos, se sentía atraído por ese país, seguramente por la información que recibía de las películas y de la televisión donde se enseñaba que ahí todo era grandioso. Además se unieron varios otros factores como el hecho de ser gay en una sociedad “curuchupa”, por lo que todavía no se había atrevido a “salir del closet” [4] y el de que su pareja, (a la que conoció en Quito) era de Estados Unidos situaciones determinantes en esa época que lo decidieron a tomar la decisión de emigrar.
El continúa su relato contándonos como a pesar de sus esfuerzos y mucha veces por desconocimiento, una vez que expiró su visa de turista nunca pudo legalizar sus papeles lo que lo obligó a mantenerse al “margen” de una sociedad que estigmatizaba a los indocumentados.
Por su lado la pareja de César, Michael, narra su experiencia desde el otro lado, es decir, el era una persona documentada “privilegiada” porque contaba con el pasaporte americano, pero marginado porque era la pareja de un inmigrante indocumentado. Aunque él tenía la libertad de entrar y salir de su país las veces que quisiera, estaba “atado” y limitado porque no podía hacerlo con su pareja. Nos damos cuenta de la discriminación referente a sexo que existe y que vivió en su propia experiencia  cuando el narra su primer matrimonio con una mujer guatemalteca que a pesar de los trámites pudo legalizar sus papeles, no siendo el caso cuando en su segundo matrimonio el se casa con una persona de su mismo sexo. Aún si los matrimonios homosexuales hubieran sido legalizados por el gobierno federal, esto no garantizaba nada porque  el sistema de migración de Estados Unidos tiene sus propios tribunales y no esta obligado a seguir las  políticas federales. Las políticas de migración a partir del 11 de septiembre de 2001, luego del ataque a las Torres Gemelas se recrudecieron.
El artículo es intenso y profundo,  nos lleva a muchas reflexiones, lo podemos enfocar desde varios puntos de vista y desde distintos tipos de discriminación y de injusticias que existen en las sociedades, aun en las llamadas del primer mundo. Es conocido las dificultades que pasan los migrantes indocumentados en otros países, sobre todo en España y Estados Unidos que son los destinos mas frecuentes de los Ecuatorianos y si a esto se suma la discriminación por preferencia sexual que existe el problema es aún mayor. La sociedad ha cambiado y ha evolucionado, no siempre para bien, en el caso de leyes para personas homosexuales  creo que hemos progresado aunque sea obteniendo pequeños triunfos. En el caso de leyes migratorias, sin importar el sexo estas se han endurecido, disminuyendo los beneficios y haciendo cada vez más difícil la vida de los migrantes en el exterior.
Como punto aparte y personal de reflexión quiero hacer un último comentario y es que después de la lectura hay algo que me molesta (o que no entiendo) y es la actitud de César. Es ecuatoriano, por lo que nos cuenta viajó al Estados Unidos atraído por su resplandor, su condición de homosexual y porque se enamoró. Estuvo varios años como ilegal haciendo toda clase de trabajos, pasando miedos e injusticias, al final se decidió a regresar a su país. Aquí fue recibido con los brazos abiertos por su familia y por lo que se entiende puede trabajar en lo que le gusta; las leyes y la condición de los gays han cambiado mucho desde lo que el se fue, son mas amplias aunque no perfectas y, sin embargo, en su testimonio siente nostalgia y añora un país que no le quiso.

“Claro estaba un poco ciego; en el fondo, si, estaba siendo discriminado; ahora me pongo a pensar, siempre hubo discriminación que traté de no sentir…”[5]






[1] César es ecuatoriano y vive en Estados Unidos sin documentos que le permitan trabajar.
[2] Tomado del texto Hill y Rivadeneira Presos de la libertad: El testimonio de una pareja binacional gay.
[3] Hill y Rivadneira. Citado textualmente.
[4] Coincido con Michael que esta expresión no es la mejor, pero es la que se usa.
[5] Cita textual César Rivadeneira.

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