Montse Pazmiño
00109349
Literatura
y Género
2013.09.15
Control del cuerpo desde
maquinaria legal
Te pido que por favor vincules el texto de Afinidad
con el de En la colonia penitenciaria para que analices cómo se exacerba
el control sobre el cuerpo desde la maquinaria legal. Es fundamental que en el trabajo la perspectiva de Foucault
(respecto al modelo disciplinario panóptico) aparezca y que se junte a los dos
textos literarios de modo comparatista.
Hablar sobre castigos y derechos es
muy difícil porque es un tema muy controversial. “A lo largo de la historia, la
concepción que las sociedades occidentales han tenido respecto del castigo ha
variado mucho, pero no se han movido de un punto central: tanto para los
teóricos de ley como para los encargados de aplicarla, la vida social supone un
conjunto de reglas cuya desobediencia requiere un castigo (Repetto.2009)
Este proceso de tener un conjunto de
reglas, es decir de poner en su lugar a todas las instituciones y sujetos, se
basó en la escritura pues permite garantizar lo que se conoce como seguridad jurídica,
que a su vez, posibilita que la normas, en tanto que textos permanecieran en el
tiempo y en el espacio. (Travez. 2013)
Continuando con la cita de las notas
del curso, añado que en la ordenación siempre está de por medio un proceso
ideológico , donde aunque se desearía que sea objetivo esto no es posible
porque el orden legal es político y a menudo está a cargo de instituciones
privilegiadas que han moldeado un orden no siempre beneficioso para la mayoría
y han intentado mantener ese orden. Este orden legal instauró un sistema legal,
un conjunto de normas, instituciones , fuentes y métodos para poner en
funcionamiento el aparato estatal. Este sistema no es estático, varía de
acuerdo a las circunstancias y a la época, están sujetos a lo que las
sociedades van proponiendo.
El cuento, La Colonia Penitenciaria,
escrito por Kafka, alrededor de
1914, es una narración que adquiere mucha importancia porque enfoca la
transición entre la teoría del castigo del cuerpo a través de la tortura y la
posibilidad de no torturarlo sino de adecuarlo y transformarlo. Es decir se
pasa de una sociedad que goza del circo del castigo físico a otra que tiene vergüenza
del espectáculo de la tortura y que no cree en el castigo corporal pero si en
la suspensión de algunos derechos. En este cuento están presentes dos de los
temas que son recurrentes en su obra, la filosofía y la política. Es una protesta al sistema judicial
vigente, ya que nos muestra el desequilibrio, arbitrariedad, falta de lógica,
que existe en la justicia. Tanto en esta obra como en “El Proceso” los
condenados son perseguidos, privados de la libertad, no tienen derecho a la
defensa, no son juzgados, simplemente son culpables. En la Colonia
Penitenciaria, para el oficial que asume los poderes de juez y ejecutor “la
culpa es siempre indudable”. Un tema que se debe tomar en cuenta es el de la
escritura, el doble sentido que le da en su obra, una escritura poderosa que
puede condenar y a la vez puede salvar, ser condenado a ser escrito puede ser
la muerte, mientras que poseer la escritura es un signo de poder, pero estos
dos enfoques son muy sutiles y pueden llegar a alterarse como sucede en el
desenlace del cuento donde el dueño de la escritura ( el oficial ) es escrito.
El cuento de
Kafka, aun cuando denuncia la atrocidad de los castigos corporales, pone en
evidencia que la posibilidad de que los sujetos sean culpables es algo que los excede.
Antes bien, tanto en un plano teológico como en lo que respecta a la
organización social, los sujetos son arrojados a un mundo impuesto, con leyes
desconocidas y cuyas puertas permanecen cerradas. (Reppeto)
Foucault ha
dicho que los suplicios constituían un espectáculo punitivo, en el que la
participación del pueblo volvía “pedagógico” el espectáculo: la observación
directa del sufrimiento del condenado era la principal herramienta persuasiva
para los futuros transgresores de la ley. A través del suplicio y la
representación del dolor, la ley se hace presente, visible, pública. Como en un
circo romano, las ejecuciones en la Colonia Penitenciaria eran presenciadas por
todos los habitantes de la isla, quienes incluso contaban con lugares
preferenciales de acuerdo al escalafón social o a su poder adquisitivo. A la
última ejecución, sin embargo, sólo asisten el oficial, el explorador y un
soldado cuya tarea es vigilar al condenado.
Ahora bien, ¿qué implica
específicamente el suplicio? Según Foucault, el suplicio es una producción
diferenciada de sufrimientos, “un ritual organizado para la marcación de las
víctimas y la manifestación del poder que castiga” (2000: 40). Así, el cuerpo
expuesto, exhibido, es el soporte público del procedimiento: sobre el cuerpo del condenado el acto de justicia debe ser legible por todos. La lentitud del
suplicio (que en el caso del cuento de Kafka dura 12 horas), los gritos y
sufrimientos del condenado desempeñan el papel de prueba definitiva. “El
suplicio desempeña una función jurídico-política (...) tiene por objeto
reconstruir la soberanía por un instante ultrajada: la restaura manifestándola
en todo su esplendor”, concluye Foucault (2000: 54). En el cuento de Kafka
además el suplicio no puede estar completo si no es visible para todos, es por
esto que fue diseñado en cristal.
Aquí quiero dejar una inquietud,
entre las varias lecturas que tiene el cuento sobre el cuerpo se puede ver a la
monstruosa máquina como el sistema que tatúa en nosotros sus códigos de tal
forma que nos hace sentir fracasados si no nos adaptamos a estos códigos.
El libro
“Afinidad” fue escrito por Sarah Waters en 1999 .El capítulo que nos interesa,
narra la visita a la cárcel de Millbank de la protagonista con la intención de
trabajar ahí como visitadora social. En su primera visita la celadora la
conduce por todo el edificio y le enseña el sistema de reclusión que siguen las
internas. Al contrario de lo que hemos visto en el libro de Kafka, en este
sistema no se aplica la tortura física como tal. Las presas son sometidas a
otro tipo de tortura. No solo son sometidas a perder varios de sus derechos que
les corresponden como ciudadanas, al ser privadas de su libertad, sino que
además en la cárcel se encargan de privarlas del más mínimo contacto con otras
personas. Nos describen la cárcel de una manera similar a la que describe Bentham
el Panóptico.
“ Allí, Bentham
describe un edificio circular, divido en celdas que ocupan todo el ancho de la
construcción en seis pisos. En el centro de este edificio se encuentra una
torre, divida en “altos de modo que cada uno domina de lleno dos líneas de
celdas” (Marí, 1983: 136). En esta torre se ubica un oficial cubierto por una
celosía que le permite observar a los presos sin ser observado. Para Bentham, la
ventaja fundamental del panóptico es que, al estar todo el tiempo a la vista de
un inspector, la capacidad de hacer mal se inhibe, “y casi el pensamiento de
intentarlo” (Bentham, 1989: 37).”
“- Comprenderá
la lógica de este trazado - ……desde luego lo entendí al instante pues la torre
se alza en el centro de los patios pentagonales y desde su altura se dominan
todos los muros y las ventanas con
barrotes que componen la fachada interior del pabellón de mujeres. “(Waters,
p.25)
Lugares
circulares que pueden ser vigilados desde un solo punto, celdas aisladas del
ruido para que las presas no puedan mantener contacto entre ellas, pasillos
largos y estrechos, con paredes muy altas y pequeñas ventanas en lo alto donde
casi no puede entrar la luz. Patios cubiertos de tierra donde no crece ni una
mínima hierba.
“Ella me dijo
entonces que las presas tiene que guardar silencio en todos los sitios de la prisión:
que tienen prohibido hablar, silbar, cantar, tararear o hacer toda clase de
ruido voluntario , excepto con el permiso expreso de una celadora o visitadora”
(Waters. P.28)
Lugares donde no
se les permite hablar y se les priva del mas mínimo confort. Tienen un horario
estricto que se repite día a día , no importa si la condena es de uno o quince
años, la rutina es siempre la misma. Salen una vez al día para hacer ejercicio
y aun en ese momento de esparcimiento no pueden conversar entre ellas. Parecen
como dice la protagonista:
“Muñecas
plantadas encima de un reloj, o como cuentas ensartadas en un hilo” (Waters. P.
27)
Las celadoras que son las que tienen
contacto con las presas, se sienten satisfechas del trabajo que hacen y semejan
robots sin alma que manejan ese lugar.
“Me pareció que la señorita Haxby
miraba con cierta satisfacción a la rueda de mujeres que avanzaba arrastrando
los pies” (Waters. P.28)
“Muchas de las presa de este pabellón
son las condenadas a una larga pena…son como corderos para nosotras, ¿Verdad
señorita Ridley?” (Waters. P40)
Es una forma de anular a las
personas, no pienses, obedece, sigue la rutina y si te sales de ella serás
castigada o se te quitarán los pocos privilegios que tienes. Aquí no te
reformaremos pero te convertiremos en un cordero sin voluntad. La sociedad que
se cree civilizada, ya no tortura físicamente pero te anula mentalmente.
Foucault explica que, a medida que las ciudades crecen y las
relaciones sociales se tornan más complejas e inaprensibles para el poder, los
mecanismos de control social se tornan más sutiles y sofisticados. La técnica
disciplinaria implica una lógica que no se aplica sólo a la institución
carcelaria, sino que su funcionamiento de fabricación de cuerpos dóciles se
reproduce en la fábrica, el hospital, la escuela. El poder ya no es la espada
del soberano que venga una ofensa haciendo morir a los sujetos, sino que es la
sociedad toda la que actúa como veedora de sus propios comportamientos.
(Repetto) Foucault muestra esta máquina disciplinaria no como máquina de
castigo, sino como una máquina de formación, de conformación, aprendizaje y
enseñanza, con una técnica de inscripción semejante a la planteada por Kafka,
ya que el sujeto aprende con su cuerpo, las sentencias de la sociedad se
inscriben en su frente en una parte visible y las llevara consigo a todas
partes.
*Michel Foucault opina que el panóptico es la estampa
arquitectónica de un poder disciplinario que, desde fines del siglo XVIII, se
extenderá por toda Europa, no sólo en los edificios carcelarios, sino que su
racionalidad impregnará otras instituciones sociales: escuelas, fábricas, hospitales.
En la primera
parte de Vigilar y castigar, titulada “Suplicio”, Foucault explica que hacia
fines del siglo XVIII y principios del XIX los suplicios desaparecen de la
escena pública. Es decir: desaparece el cuerpo como blanco de la represión
penal. En esta transformación, sigue, intervinieron dos procesos. Por un lado,
la desaparición del espectáculo punitivo: “el rito que cerraba el delito se
hace sospechoso de mantener con él turbios parentescos” (2000: 16). Ahora, es
la propia condena la que se supone que marca al delincuente. El segundo proceso
es un cambio en el status del dolor. El sufrimiento físico no es ya un elemento
constitutivo de la pena: “el castigo ha pasado de un arte de las sensaciones
insoportables a una economía de los derechos suspendidos”, explica el autor
(2000: 19). La pena ya no está centrada en el suplicio como técnica de
sufrimiento, sino que su objeto es la pérdida de un bien o un derecho.
El fin de la era de los suplicios, se
dio por el nacimiento de la disciplina. Las disciplinas son fórmulas generales
de dominación tendientes a la fabricación de cuerpos dóciles. Un cuerpo dócil
es aquél “que puede ser sometido, que puede ser utilizado, que puede ser
transformado y perfeccionado” (2000: 140). Respecto del castigo en la disciplina,
éste forma parte de un sistema normalizador: el castigo restituye un orden que
ha sido violado. Así, sigue Foucault, el poder de la disciplina es un poder
soberano: “desde el punto de vista de la vida y de la muerte, el sujeto es
neutro y sólo gracias al soberano tiene derecho de estar vivo o muerto” (1996: 194).
* (Esta última parte
es tomada del texto de clase de Filosofía política, moral y social dictada por
Germán Maldonado)
Para concluir
podemos decir que el libro de Kafka es un ejemplo de castigo en forma de
suplicio en su mas alto nivel, Kafka no tiene piedad con el lector al mostrarle
con detalle a través del oficial como funciona la máquina infernal y la tortura
a la que se ve sometido el condenado por 12 horas, haciendo hincapié que la hora
seis es la cúspide del dolor. Waters por otro lado nos introduce en una cárcel
que aunque no hay tortura física el anulamiento al que se les somete a las
presas las convierte también en unas muertas en vida, aisladas del mundo por
completo sometidas a una rutina que les limita toda iniciativa, prohibiéndoles
todo contacto no solo con el mundo exterior sino entre ellas, muy similar al
panóptico descrito por Bentham, solo que el lo utiliza además en otras clases
como hospitales, colegios, industria. Los cuerpos son tomados como modo de
castigo en el aparato legal , de una u otra forma es a través de ellos que se
somete al sujeto a actuar como espera el sistema imperante.
Por último Foucault
insiste en que es indispensable la
disciplina y que estos métodos repetitivos y coercitivos son necesarios para
crear cuerpos dóciles que funcionen en una sociedad, porque una sociedad para
funcionar debe ante todo estar sometida a un orden.
Comentario de profesor
Montse:
Tu trabajo es excelente. Vincula muy bien la lectura de Foucault con
la relación coporal de los personajes narrados. Creo que entender la
fase del disciplinamiento es fundamental para leer la sociedad actual :P
Lo único que te tengo que recomendar es que te fijes en las comas que a
veces tienen formato erróneos y que conlcuyas con un poco más de fuerza
dado que tu texto es potente desde el inicio.
Muchos saludos,
Diego
Bibliografía
http://www.uaemex.mx/plin/colmena/Colmena%2051/Aguijon/Aaron.html
Aaron Betancourt
http://derecho-a-replica.blogspot.com/2009/05/el-cuerpo-de-los-condenados-una-lectura.html
Foucault, Michel (2000). Vigilar y castigar. México: Siglo
Veintiuno Editores.
-Bentham, Jeremías (1989). El Panóptico. Madrid: Ediciones de
la piqueta.
-Marí, Enrique Eduardo (1983). La problemática del castigo. El
discurso de Jeremy Bentham y Michel Foucault. Buenos Aires: Hachette.