miércoles, 4 de abril de 2012

ANALISIS DE EL ABENCERRAJE Y LA HERMOSA JARIFA


1.       Aparición de un orgulloso espíritu de independencia.
Al describir el linaje de los caballeros llamados Abencerrajes podemos destacar el antropocentrismo que es característico del Renacimiento ya que se le ve al hombre como centro de todas las cosas, el fin absoluto de la naturaleza y punto de referencia de todas las cosas.
Hubo en Granada un linaje de caballeros, que llamaban los Abencerrajes, que eran la flor de todo aquel reino; porque en gentileza de sus personas, buena gracia, disposición y gran esfuerzo, hacían ventaja a todos los demás; eran muy estimados del rey y de todos los caballeros, y muy amados y queridos de la gente común. En todas las escaramuzas que entraban salían vencedores, y en todos los regocijos de caballería se señalaban. Ellos inventaban las galas y los trajes; de manera que se podía bien decir que en ejercicio de paz y de guerra eran ley de todo el reino. Dícese que nunca hubo Abencerraje escaso ni cobarde, ni de mala disposición: no se tenía por Abencerraje el que no servía dama, ni se tenía por dama la que no tenía Abencerraje por servidor.
Los sentimientos del Abencerraje hacia su amada también son un ejemplo de el hombre como el centro de todo.
«Si yo me anegase agora en esta fuente donde veo a mi señora, ¡cuánto más disculpado moriría yo que. Narciso! Y si ella me amase como yo la amo, ¡qué dichoso sería yo!
2. Exaltación de las facultades humanas (razón, sentimiento, instintos)
Durante la novela me parece que esta es la característica que con mayor frencuencia se presenta ya que hay muchos ejemplos donde salen a flote los sentimientos humanos. He tomado en cuenta solo unos pocos.
Un claro ejemplo de la exaltación de las facultades humanas tenemos en Don Rodrigo de Narváez que como lo describen en el cuento era “notable en virtud y hechos de armas”. Cuando el habla a sus soldados no muestra su autoridad y por medio de la razón, el sentimiento les lleva a desarrollar sus instintos. Así pues al dirigirse a ellos les “consulta”, no les “impone”
Paréceme, hijosdalgo, señores y hermanos míos, que ninguna cosa despierta tanto los corazones de los hombres, como el continuo ejercicio de las armas, porque con él se cobra experiencia en las propias, y se pierde miedo a las ajenas. Y de esto no hay para qué yo traiga testigos de fuera; porque vosotros sois verdaderos testimonios. Digo esto, porque han pasado muchos días que no hemos hecho cosa que nuestros nombres acreciente, y sería yo de dar mala cuenta de mí y de mi oficio, si teniendo a cargo tan virtuosa gente y valiente compañía dejase pasar el tiempo en balde. Paréceme (si os parece), pues la claridad y seguridad de la noche nos convida, que
será bien dar a entender a nuestros enemigos, que los valedores de Alora duermen. Yo os he dicho mi voluntad, hágase lo que os pareciere.
Otro ejemplo podemos encontrar en la reacción de Don Rodrigo de Narváez cuando vio la valentía del moro.
“….y viendo la valentía del moro quedó espantado, porque de los cinco escuderos tenía a los cuatro en el suelo, y el otro casi al mismo punto. Él le dijo: — Moro, vénte a mí, y si tú me vences, yo te aseguro de lo demás “
Ejemplo de reacciones sentimentales:
y usando en aquel punto de su acostumbrada virtud, le ayudó a levantar…”
Y que mejore ejemplo de hidalguía, caballerosidad y nobleza que las siguientespalabra de DonRodrigo:
Caballero, mirad que el prisionero que en la prisión pierde el ánimo, aventura el derecho de la libertad. Mirad que en la guerra los caballeros han de ganar y perder; porque los más de sus trances están sujetos a la fortuna; y parece flaqueza que quien hasta aquí ha dado tan buena muestra de su esfuerzo, la dé agora tan mala. Si suspiráis del dolor de las llagas, a lugar vais do seréis bien curado; si os duele la prisión, jornadas son de guerra a que están sujetos cuantos la siguen. Y si tenéis otro dolor secreto, fiadle de mí, que yo os prometo como hijodalgo de hacer, por remediarle, lo que en mí fuere.
La descripción de la muerte de los Abencerrajes hecha por el moro a Don Rodrigo es también un claro ejemplo de la exaltación de las facultades humanas, el Rey se deja llevar por los instintos, el dolor , la tristeza del pueblo, padre, madres hermanos es descrita en tal forma que el lector no puede menos que estremecerse
“….y toda la gente común alzaba un tan grande y continuo alarido,”
.
3. Valoración de la vida terrena y no solamente de la sobrenatural.
La primera impresión que nos da el moro es de una persona feliz, que disfruta de la vida, pues nos describe con va entonando una canción que nos sugiere que se encuentra muy feliz.
“En este hábito venía el moro, mostrando gentil continente, y cantando un cantar que él compuso en la dulce remembranza de sus amores, que decía:
"Nascido en Granada,
criado en Cártama,
enamorado en Coín,
frontero de Alora."
Aunque a la música faltaba el arte, no faltaba al moro contentamiento; y como traía el corazón enamorado, a todo lo que decía daba buena gracia”

4. Valoración de la naturaleza en la vida y en el arte.
En toda la obra nos podemos dar cuenta del estilo de vida que tenianlos personajes, se habla mucho de sentimientos , se detalla la forma de pensar y actuar de los distintos actores y nose toma en cuenta sus posesiones, se hace mención al cargo para situarlo en la novela pero no se le da mas importancia que a las actitudes. Ademas muchas veces   se describen situaciones comparándolas con la naturaleza.
“yo quedé como quien caminando por unas fragosas y ásperas montañas se le eclipsa el sol”
5. Influencia decisiva del concepto clásico del mundo.
Al describir al moro que se acercaba el autor nos hace una descripción que nos da idea de perfección, le describe como una figura armónica, bella,  cabalgando en conjunto con su jinete, pulcramente  ataviado.
“…vieron venir por donde ellos iban un moro en un caballo ruano: él era grande de cuerpo, y hermoso de rostro, y parecía muy bien a caballo. Traía vestida una marlota de carmesí, y un albornoz de damasco del mismo color, todo bordado de oro y plata.
Traía el brazo derecho regazado, y labrado en él una hermosa dama, y en la mano una gruesa lanza de dos hierros. Traía una adarga y cimitarra, y en la cabeza una toca tunecí, que dándole muchas vueltas por ella, le servía de hermosura y defensa de su persona…”

Montserrat Pazmiño
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