domingo, 11 de diciembre de 2011

COMENTARIO UN MUNDO PARA JULIUS


COMENTARIO UN MUNDO PARA JULIUS
Luego de haber leído Un Mundo para Julius e investigado sobre la vida del autor y el entorno en que escribe tengo algunos puntos que quisiera comentar sobre el libro.
El autor, aunque no formo parte del Boom propiamente dicho, es uno de los autores que se ven influenciados y giran alrededor del boom. Como muchos de los escritores de la época se caracteriza por escribir la realidad que vive y denunciar lo que ocurre en su país. Al estar Perú tan cerca de nosotros y ser culturas parecidas nos sentimos identificados por lo que leemos en la obra. A través de los ojos y la mirada inocente de un niño, el autor denuncia la burguesía Peruana, de la cual el tambien formaba parte. A pesar de que lo hace de una manera coloquial en la que esta presente el humor no podemos dejar de sentir un gusto amargo al ser participes de las injusticias que nos relatan en la obra.
Con esta obra Echenique consigue el Premio Nacional de Literatura en 1974, y es considerada la mejor novela Peruana de todos los tiempos por la revista Debate. Lo que me pone a meditar sobre esta obra y me intranquiliza es que a pesar de haber sido escrita hace ya 40 años, el tema sigue siendo muy actual y vigente. Cuantas veces no nos veremos reflejados en esa injusticia social y doble moral que se narra en la novela. Cuantos ejemplos diarios podemos dar de esa discriminación de clases sociales que existe en nuestro medio y de las que somos testigos y a veces cómplices. Sin pensarlo mucho puedo citar varios ejemplos:
Desde pequeñas nos enseñan en las casa que las empleadas domesticas pertenecen a otro mundo, puede ser muy buena la patrona pero la empleada siempre comerá en la cocina, luego de los señores, si tiene suerte la comida que comen ellos o en otros casos las sobras. Tendrá siempre una vajilla y unos cubiertos para ella por si acaso, porque así dicen las “buenas” costumbres. Y si por algo se habla de ellas en una reunión social será para decir que “son un mal necesario” o que es “la mejor de las doras”, o que “ellas si no aprenden si son burras”, sin embargo cuantas veces no se quedan a cargo de los niños y son las encargadas de que coman, hagan los deberes, bañarles, acostarlos.
Si hablamos de educación la discriminación será igual o peor, pensemos en un colegio privado y en uno público. Muchas veces comento con mis hijos, que en muchos colegios privados de la capital no les exigen a los futuros alumnos que den un examen satisfactorio de conocimiento, que lo que tienen que pasar es el examen de “sangre”.
Cuantos niños inútiles no conocemos y estamos educando que nunca se han subido a un bus o al trole, que su visión de Quito de limita a 2 km cuadrados de sus casas, que no saben que existe el Sur, que no saben que existe niños que se levantan a las 4.30 am y que recorren hasta una hora y media para llegar a sus colegios, niños que desde los 6 años ya saben coger un transporte público y llegar solos a sus escuelas, niños que llegan a sus casa luego de la jornada de trabajo y no está su mama que los de de comer y tienen que cocinar para ellos y sus hermanos menores.
Cuantas veces caemos en la trampa de preguntar a una persona que acabamos de conocer su nombre y apellido, en que colegio estuvo, y por donde vive para tratar de ubicarlo socialmente, para saber con quién tratamos y como debemos comportarnos. En nuestro análisis no nos importara si tiene buenos sentimientos, si trata bien a sus empleados, si es un buen hijo, un buen amigo.
Es terrible que a pesar que hay autores que denuncian y narran la realidad que vivimos tan cerca, nos hagamos sordos y ciegos y leamos sus obras como si fueran “cuentos”
Sería bueno que no solo disfrutemos sus obras, sino que tratemos de hacer algo por mejorar estas denuncias que están tan cerca de nosotros, hay veces que creo que en lugar de leer un “realismo mágico” en realidad estoy siendo atrapada por un “realismo trágico.”

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